Botánicas
Fuente: Mujeres con ciencia http://mujeresconciencia.com/tag/botanica/
Mary Agnes Meara Chase (29 de abril 1869 - 24 de septiembre 1963 ) fue una botánica, ilustradora, y agrónoma estadounidense, especializada en gramíneas.
Sufragista y pacifista se implicó y luchó por el derecho al voto femenino, participando en varias huelgas de hambre y en manifestaciones que conllevaron varias detenciones y dos procesamientos por los que fue encarcelada en 1915 y 1918.
A la edad de sesenta años viajó a Brasil y escaló la montaña más alta de Sudamérica para recoger y estudiar nuevas plantas, convirtiéndose en una de las científicas con más conocimiento sobre las gramíneas. Nunca dejó de alentar a los estudiantes de Latinoamérica para que amaran la botánica y siguieran el camino emprendido por ella.La botánica Ruth Lyttle Satter (1923-1989) nació un 8 de marzo.
Es sobre todo conocida por su
trabajo en movimiento circadiano de
las hojas.
En 1980 colaboró con el
bioquímico Richard Crain en el descubrimiento de que el ciclo del fosfatidilinositol es
el mecanismo básico de transducción de señales luminosas
en las células motoras de las hojas.
En 1990 se estableció en su
memoria el Premio
Ruth Lyttle Satter en matemáticas, con fondos de su hermana, la
matemática Joan Birman, para
honrar su compromiso con la investigación y para animar a las mujeres en la
ciencia.
La botánica e ilustradora
científica Louisa Atkinson (1834–1872)
nació un 25 de febrero.
Es conocida fundamentalmente por
su trabajo botánico: descubrió algunas especies de plantas y en sus
ilustraciones botánicas incluía además animales, insectos y paisajes.
Se la considera una pionera para
las mujeres australianas en periodismo y ciencias naturales; además apoyó en
sus escritos a los aborígenes australianos.
La botánica Shiu-Ying Hu (1910-2012)
nació un 22 de febrero.
Fue la primera mujer china en
recibir un doctorado en botánica por la Universidad de Harvard (1949).
Fue una experta en los géneros de
plantas Aquifoliaceae, Amaryllidaceae y Araliaceae.
Estudió las familias Orchidaceae, Compositae y Malvaceae,
las hierbas medicinales chinas y las plantas con fines alimentarios.
Sus colegas la llamaban Holly Hu por
su extenso trabajo en plantas de acebo.
La fitopatóloga y montañera Mary Dilys Glynne (1895-1991)
nació un 19 de febrero.
Fue la primera patóloga vegetal
en la Estación Experimental de Rothamsted (Gran
Bretaña).
Trabajó en enfermedades fúngicas
basadas en el suelo, como la verruga de la patata y
diferentes enfermedades del trigo provocadas por hongos. Sus investigaciones
condujeron a un aumento en el rendimiento en agricultura, hecho de
especial importancia durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue además una gran montañera;
fue la segunda persona (la primera mujer) en subir el Monte Spencer (Nueva
Zelanda).
La botánica Eva Mameli
Calvino (1886-1978)
nació un 12 de febrero.
Licenciada en matemáticas por la
Universidad de Cagliari (1905) y en historia natural (1907), en 1915 obtuvo la
libre docencia en botánica: fue la primera mujer en Italia en obtener este
permiso en esta disciplina.
Casada con el agrónomo y botánico
Mario Calvino (sus hijos fueron el escritor Ítalo Calvino y el geólogo Floriano
Calvino), trabajó junto a él en la Estación Experimental de Floricultura
“Orazio Raimondo” dirigida por su marido.
Comenzó a escribir sus más de
doscientas publicaciones en 1906, y lo hizo sobre varios temas, entre los
que se encuentran la liquenología,
la micología, la fisiología vegetal o
la fitopatología.
La botánica y genetista Carrie
Matilda Derick (1862-1941) nació un 14 de enero.
Fue la primera mujer en ejercer
como profesora en una universidad canadiense; fundó en departamento de genética
en la Universidad
McGill.
En 1901 fue a formarse a la Universidad
de Bonn, y aunque su investigación era suficiente para recibir su
título de doctora, no lo consiguió porque esa universidad no concedía
doctorados a mujeres.
Además de su labor científica,
fue una activa feminista, defendiendo el voto femenino y la educación de las
mujeres.
La botánica Janaki Ammal (1897-1984) nació un 4 de
noviembre.
Realizó importantes
contribuciones a la citogenética y
la geobotánica.
Su trabajo científico más notable
trata sobre la caña de azúcar y la berenjena.
Recopiló plantas variadas de uso
médico y económico en los bosques tropicales de Kerala (India).
La botánica Cleofé Elsa
Calderón (1929-2007)
nació un 26 de octubre.
Sus primeras investigaciones
fueron sobre gramíneas en la región de la Pampa de Argentina, descubriendo
varias especies, una de las cuales lleva su nombre.
Desarrolló gran parte de su
producción científica en el Departamento de Botánica del Smithsonian
Institution, dedicando gran parte de su tiempo al estudio del bambú.
En 1976, redescubrió la Anomochloa en
Brasil, un género de hierba que no se había detectado viva desde el siglo XIX.
La naturalista y pintora Marianne
North (1830-1890)
nació un 24 de octubre.
Viajó por todo el mundo dibujando
especies vegetales.
Su contribución a la ilustración
científica, aunque de indudable interés artístico, posee además un gran valor
para la botánica, al reproducir con toda clase de detalles numerosas especies
vegetales.
Autodidacta, publicó su primer
artículo científico a la edad de 42 años.
Trabajando en su casa, con su
microscopio y su máquina de escribir sobre la mesa de su comedor, publicó más
de 30 artículos entre 1930 y 1972.
En 1946, la British Bryological Society la
nombró miembro honorario: entró a formar parte de un selecto grupo de doce
personas. Fue también miembro de la Linnean Society of London y
de la Royal Society of New Zealand.
La botánica y coleccionista de
minerales Henrietta
Antonia Clive (1758-1830)
nació un 3 de septiembre.
En 1798, su marido fue nombrado
Gobernador de Madras. Ella le acompañó a la India, y allí comenzó a reunir
rocas y minerales, alcanzando su colección más de 1.000 especímenes
ordenados por su composición química, como se hacía en la época.
Al llegar a la India, también
organizó un jardín que mantenía un registro de las plantas de Mysore y de la región
de Karnataka.
La botánica Nancy
Tyson Burbidge (1912-1977)
nació un 5 de agosto.
Durante su carrera fue botánica sistemática,
conservacionista y curadora de herbario.
Publicó numerosos artículos y
varios libros sobre plantas y árboles australianos, ilustrando ella misma
muchos de ellos.
Lydia Becker ha pasado a la
historia, principalmente, por haber sido una de las sufragistas británicas más
importantes. Pero no tendríamos un retrato completo del personaje si nos quedásemos
en ese aspecto, por importante que éste sea. Su lucha por conseguir que las
mujeres gozasen de los mismos derechos y el mismo estatus que los hombres se
entiende mucho mejor en el contexto del conjunto de sus intereses y de otras
actividades que desarrolló a lo largo de su vida. Además de la lucha
sufragista, Becker se dedicó con denuedo a promover y mejorar la educación de
las chicas, haciendo especial hincapié en la enseñanza de las ciencias, y
también practicó, como aficionada, una actividad científica de mérito.
Lydia nació el 24 de febrero de
1827 en Lancaster, Inglaterra. Era la hermana mayor de una familia muy numerosa
de origen centroeuropeo de clase media. Su padre era un pequeño empresario de
la industria química. Becker había sufrido en su propia persona la ausencia de
una instrucción formal equivalente a la que recibían los chicos y jóvenes
varones de su generación. Con excepción de un periodo en un internado en
Liverpool y de unas vacaciones en Alemania por motivos de salud, los años de infancia,
adolescencia y juventud los pasó en el campo, en una situación de cierto
retiro. La formación que recibió estuvo orientada a prepararla para las
actividades y economía de la vida doméstica y, en última instancia, para ser
una ejemplar madre de familia. A Lydia, esa formación le resultó frustrante,
pues era una persona de cualidades intelectuales notables y con una disposición
excelente para estudiar disciplinas académicas. En especial, lo que más lamentó
fue el no haber recibido una instrucción en disciplinas científicas.
Aprendió de forma autodidacta
botánica y astronomía, las dos disciplinas que cultivó como aficionada, ya que
eran especialmente adecuadas para el estudio autónomo y compatibles con las
obligaciones del hogar familiar. En 1862 ganó la medalla de oro a la mejor
colección de plantas secas en un campeonato nacional, la Royal Horticultural Society´s Botanical
Competition. Esa medalla la animó a redactar su Botany for Novices,
un breve tratado introductorio a la clasificación de plantas que publicó por su
cuenta en 1864. En la misma época redactó una obra similar de introducción a la
Astronomía, Star Gazing for Novices, aunque
no llegó a ser publicado. Su afición por la botánica la llevó a interesarse por
unas plantas trepadoras de la especie Silene dioica, que bajo
determinadas circunstancias se convertían en hermafroditas. Fue su interés por
esas plantas lo que la llevó en 1863 a escribir a Charles Darwin, con quien
mantuvo una relación epistolar sobre
cuestiones de índole botánica.
Becker quería desarrollarse
intelectualmente y hacer uso de su capacidad de razonamiento para dedicarlo a
la búsqueda de la verdad, “no entendiendo por verdad ninguna abstracción
misteriosa, sino enunciados verdaderos concernientes a hechos”. Tenía capacidad
de observación, gusto por la precisión, e interés por atesorar conocimiento. Es
fácil deducir que Lydia Becker habría podido ser una científica importante de
haber contado con una buena formación en ciencias. Ella parecía ser muy
consciente de las limitaciones que sufría y en cierto modo fue esa consciencia
lo que la condujo a promover con tesón la educación de las chicas. En su
opinión el estudio de la ciencia tenía para las mujeres valor terapéutico pues
servía para combatir una existencia monótona, anodina e intelectualmente vacía.
Sostenía que era un derecho humano básico, y dado que hombres y mujeres cuentan
con las mismas capacidades intelectuales, la ciencia había de ser estudiada de
la misma forma, en las mismas condiciones y otorgar las mismas cualificaciones
para hombres y para mujeres.
Jeanne Baret nació 27 de julio de
1740 en un pequeño pueblo de la Borgoña francesa. Pasó los primeros años de su
vida en la granja de su padre. Cuando éste murió en 1762, se convirtió en la
institutriz del hijo del viudo Dr. Philibert Commerson (1727-1773).
Seducido por la inteligencia y la lucidez mental de Jeanne, Commerson le dio
clases de botánica y le confió la preparación de los herbarios.
En 1764, Commerson fue
nombrado botánico del rey Louis XVI (1754-1793) y, como
tal, tuvo que emprender un viaje a las Tierras Australes,
acompañando al oficial de marina y exporador Louis-Antoine de Bougainville (1729-1811)
como médico botánico de su Majestad.
Un auto de fecha 15 de abril 1689
prohibía a las mujeres embarcar en naves de la Marine Royale,
así que Jeanne inició el viaje en l’Etoile el
1 de febrero de 1767, disfrazada de hombre, como ayudante de Commerson. La
fragata La Boudeuse era la otra nave
que formaba parte de la expedición de Bougainville.
La vida a bordo no era sencilla
para nadie, y menos para Jeanne, que no solo vestía como un hombre, sino
que trabajaba como ellos para evitar sospechas. Tras tres meses, la
expedición llegó a Montevideo, las islas Malvinas y Patagonia, donde por
fin Jeanne y su amante pudieron ejercer la botánica.
Tras diversas peripecias –el 13
de marzo de 1773 Commerson falleció en la isla Maurice y Jeanne se
vio forzada a casarse con un militar francés para poder regresar a
Francia– Baret regresó a París en 1776, con más de 30 cajas selladas
conteniendo 5.000 especies de plantas recolectadas durante sus viajes alrededor
del mundo: 3.000 de ellas eran nuevas. Estas colecciones se unieron a las
del Muséum
d’Histoire Naturelle, donde era posible consultar los
manuscritos de Commerson.
Georges Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788)
se encargó de realizar el inventario, y posteriormente Joseph de Jussieu (1704-1779) y Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet Chevalier de
Lamarck (1744-1829) estudiaron la colección.
El trabajo de Jeanne Baret con
Commerson fue reconocido oficialmente por el rey, que le concedió una
pensión de 200 libras.
Jeanne Baret falleció el 5 de
agosto 1807, a la edad de sesenta y siete años.
Como reconocimiento a la labor de
esta botánica –y primera mujer en dar la vuelta al mundo– el biólogo Eric Tepe y su
equipo bautizaron con su nombre a una flor, la Solanum baretiae.
Adrienne Clarke (1938-).Es Profesora Emérita de
botánica de la University of Melbourne, en la
que dirigió el Plant Cell Biology Research Centre entre
1982 y 1999.
Expresidenta de la Commonwealth Scientific and Industrial
Research Organisation (CSIRO, 1991–1996), y
distinguida con múltiples galardones, ha sido rectora de La Trobe University desde
2011.
Su trabajo científico se ha
centrado en la bioquímica y genética de las plantas con flores, su reproducción
y su crecimiento. Sus investigaciones han derivado en aplicaciones industriales
para el control de plagas de insectos y enfermedades fúngicas en plantas.
La botánica y arquitecta
paisajista Kate
Sessions (1857-1940) nació un 8 de
noviembre.
Se le conoce como la madre del parque Balboa:
introdujo varias especies de árboles y plantas (incluso viajó a Europa para
eligirlas) en San Diego (California), una zona con muy poca vegetación.
Junto a Alfred D.
Robinson fundó la San Diego Floral Association en
1907, el club de jardnería más antinguo del Sur de California.
La botánica y taxónoma María del Socorro González Elizondo (1953-), investigadora en el Centro Interdisciplinario
de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR, Unidad
Durango, Instituto Politécnico Nacional, México), es una destacada especialista
en flora neotropical y
en taxonomía de las ciperáceas.
Imogen Cunningham (1883-1976)
fue una pionera en la fotografía americana del siglo XX, con una obra amplia y
diversificada.
En 1903 se matriculó en ciencias químicas en la University of
Washington, donde trabajaba preparando diapositivas para el departamento de
botánica.
Finalizó sus estudios en 1907, con una tesis de graduación titulada Modern
Processes of Photography.
Tras esta etapa, empezó a colaborar en el estudio de retrato fotográfico
de Edward S. Curtis,
donde aprendió la técnica de la platinotipia y a retocar negativos.
En 1909 obtuvo una beca para continuar sus estudios de química fotográfica
en la Technische Hochschule de Dresde, terminando allí
su tesis doctoral titulada Selbstherstellung von platinpapieren für
Beaune Töne –Auto-producción de papeles de platino para tonos
sepia–.
Ya de regreso a Estados Unidos, abrió su propio estudio y comenzó su
reconocimiento como retratista y fotógrafa pictorialista.
Más adelante, en 1932, participaría en la formación de la asociación
fotográfica Grupo f/64.
Imogen Cunningham fotografío todo lo que le rodeaba: a su familia, la
naturaleza, bodegones, escenas callejeras, desnudos,…
Su afición a la botánica le llevó a reproducir flores y plantas: reducía la
naturaleza a sus estructuras más simples, captando todos los detalles. De
hecho, consiguió el primer reconocimiento internacional en 1929 con su
serie Pflanzenformen en la exposición Film und
Foto en Stuttgart.
La botánica Ynes
Mexia (1870-1938)
nació un 24 de mayo.
Es conocida por su colección de
especímenes de plantas de regiones de México y de América del Sur.
Se la recuerda por su experiencia
y conocimiento en el mundo de las expediciones botánicas, por su capacidad de
resistencia en las condiciones más duras, por su trabajo meticuloso y sus
habilidades como recolectora.
Recopilado por Cheno, 8 de marzo de 2017
Hay muchas más botánicas que dedicaron su vida a esta ciencia a pesar de tenerlo todo en su contra. Si conoces casos reseñables no dejes de mencionarlo en los comentarios.
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Maruja Carrasco
Josefa Jiménez
Ana Buades
Mercedes Alsina
Estela Seriñá
Marga Moreno
Marga Costa
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Botánicas, profesoras e investigadoras de la Universidad Complutense con las que compartí años de "Departamento" y excursiones botánicas. Y momentos memorables de humor y risas. Agradecido por haber disfrutado de su amistad y por haberme enseñado a mirar el campo -y la vida- de otra manera. En la foto están cuatro de ellas.
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