domingo, 15 de abril de 2012



Hablando del tiempo 





No ha llovido prácticamente este invierno, han caído cuatro gotas en marzo y, aunque está lloviendo en abril, la Agencia Nacional de Meteorología ya nos avisa que va a ser más bien poco y de que, salvo sorpresas, no va a compensar las pérdidas o escasez de lluvia de los últimos meses. En realidad esta sequía no es algo tan raro, es algo bastante normal en la zona mediterránea en la que nos encontramos y tenemos precedentes recientes en 1991, 2001 y 2005; y si esta sequía actual nos ha sorprendiendo sobremanera es porque, inconscientemente, comparamos con los dos años anteriores, en los que llovió más que abundantemente. Lo que sí resulta extraño y más nuevo son las acusadas oscilaciones que estamos teniendo ahora: las temperaturas más altas de la década contrastando muy cercanas en el tiempo con las más bajas, y periodos de sequía extrema junto a periodos de lluvias torrenciales.

Calentamiento global
Ya no se puede parar pero más vale que lo suavicemos




Para referirnos al aumento de la temperatura media del planeta detectado en las últimas décadas solemos emplear la expresión cambio climático, pero sería más pertinente hablar de calentamiento global, pues con la primera expresión damos pábulo a los negacionistas y a los defensores de los intereses del status quo energético, cuyo mantra argumental es que siempre ha habido cambios, por lo que no habría por qué preocuparse.

Y como veremos más adelante, sí que hay, y mucho, por lo que preocuparse, a pesar de que la Tierra, desde su origen, siempre haya estado sometida a cambios climáticos, incluso de forma relativamente reciente como ocurrió en la última miniglaciación producida entre 1675 y 1715, coincidiendo con un largo periodo sin actividad solar que se conoce como el Mínimo de Maunder