sábado, 13 de mayo de 2017

¿Por qué el botón de oro brilla como el oro?


Los aficionados que nos pasamos todo el tiempo fotografiando flores sabemos que hay colores imposibles de plasmar en la foto, como los amarillos brillantes de los ranúnculos y los rojos exultantes de algunas rosas, geranios o amapolas. Para apagar los destellos que queman la foto podemos usar el truco de subexponer o de cerrar diafragma en modo manual, o de oscurecerla en la edición posterior, pero eso afecta al resto de la composición salvo que seamos profesionales, que no es mi caso.

Y, mientras me tomaba mi tiempo en pruebas de diafragma y tiempo con este ranúnculo, le contaba a Begoña, para aumentar su paciencia y de paso impresionarla, que se trataba del botón de oro, un ranúnculo de brillo especialmente llamativo y a la vez muy fastidiado de fotografiar.

“-¡Es verdad, brilla como el oro! Pero.. ¿por qué brilla como el oro? Y.. ¿de qué le sirve brillar así?”. Momento redoble de tambor L

Lo aparentemente obvio
En mi afán de no defraudar, de proporcionar una respuesta medianamente inteligente y/o creíble, salí del paso suponiéndolo asociado a la presencia de una cutícula o cubierta epidérmica cerosa, como la que recubre las hojas brillantes de muchas especies, y relacionándolo con que la flor así es más visible para los insectos. Parecía obvio pero me conoce y, aunque no preguntó más, vi que había percibido mi inseguridad.

Mosqueado y curioso, y para no perder credibilidad, consciente de que una adaptación como esta, conservada a lo largo de algunos millones de años, tendría que tener una explicación física y alguna razón biológica, me he puesto a indagar y leer y ¡tachán! el resultado mola y lo expongo a continuación.

Los llamativos pigmentos
Todos sabemos que las plantas con flores necesitan que éstas sean encontradas fácilmente por los insectos, llamar su atención entre la inmensidad forestal, por lo que se han especializado en la producción en sus pétalos de pigmentos que, al filtrar la luz, reflejan los llamativos colores que les atraen.  También es conocido el hecho de que distintas especies de insectos perciben mejor unos colores, o mejor dicho unos tonos, que otros, y que esas determinadas atracciones se explican por coevolución y adaptación del sentido de la vista de los insectos y de la producción de los pigmentos florales de las plantas.

En el caso concreto del botón de otro y de otras ranunculáceas la polinización suele ser cantarófila, es decir, realizada por pequeños coleópteros devoradores de polen, como algunos del género Cryptocephalus, por lo que la planta se ha especializado en producir una gran cantidad de polen como recompensa a la visita, pero también ha desarrollado nectarios en la base de los pétalos que atraen a otros polinizadores del tipo de abejas y abejorros y otros que se encuentren ya activos al comienzo de la primavera.

¿Por qué los pétalos brillan solamente por la cara superior?
Producir los pigmentos tiene un sobrecoste de energía para la planta, y las plantas tienen que ahorrarla para concentrarse en su perpetuación. El ranúnculo y la mayoría de las plantas que crecen a ras de suelo concentran la producción de pigmento solo en la cara superior del pétalo, pues los insectos voladores suelen verlas desde arriba, presentando la cara inferior un color mucho más apagado y mate, o simplemente verdoso blanquecino debido a la clorofila y al almidón, que apenas traslucen el pigmento amarillo de la cara superior.

Las extraordinaria ventaja de ser brillante
Cuando la luz incide sobre el pétalo los pigmentos la filtran en mayor o menor medida; digamos que, si solo la mitad de los fotones lo atraviesan, proporcionando de paso ese aspecto de mayor o menor transparencia, la otra mitad son reflejados en un espectro determinado por el tipo de pigmento y el pH. En el caso de las flores amarillas el pigmento es del tipo xantofilas, que ofrecen una paleta de colores que va desde el amarillo pálido hasta casi marrón. Cuanto más elevada es la concentración de pigmento más oscuro es ese amarillo y, cuanto más espacio acuoso queda entre los pigmentos, más clara y transparente aparece.

Está claro lo relativo al tono, debido a los pigmentos ¿pero y el brillo? Pues también tiene su explicación.

El grano de polen es a la planta lo que los espermatozoides son para los mamíferos: constituyen el gametofito masculino, una plantita en miniatura con la mitad de la dotación cromosómica del individuo completo, cuya misión es alcanzar el estigma del pistilo, introducir su ADN en el mismo y fundirlo con el del gametofito femenino u oosfera, que crecerá y formará el embrión de la semilla, capaz de producir una nueva planta.

¿Y qué tiene que ver esto con el brillo? Mucho. El brillo del botón de oro es una adaptación de la flor para aumentar su visibilidad pero, sobre todo, supone una ventaja para proteger a los gametos masculinos del frío, que puede ser letal. 

Muchas flores se cierran por la noche como medida de protección contra el frio, y de paso son a veces aprovechadas también como refugio nocturno por varias especies de insectos que, mientras pernoctan, se impregnan de polen que llevarán a otra flor facilitando la polinización cruzada. Pero hay días de principio de primavera en los que, a pesar del frío, hay muchos insectos trabajando, y el botón de oro, que está en su momento, tiene que estar abierto y receptivo, y continuar manteniendo sus gametos vivos y fértiles durante varios días. 

¿ Una solución? Ha especializado la forma de su pétalos y ha abrillantado su superficie interna de forma que, en conjunto, componen una campana parabólica que funciona como un espejo de reflexión, concentrando la luz reflejada en el ápice de los estambres, que es donde se encuentran las anteras con el polen. Este calor adicional es un plus para la conservación de su fertilidad con bajas temperaturas, un auténtico minihorno solar.

Para reflejar la luz con suficiente intensidad necesitan ese brillo especial, y lo consiguen gracias a que las células epidérmicas de la cara superior del pétalo son extraordinariamente planas, sin irregularidades o resaltes apreciables entre ellas, y con una elevada concentración de pigmento que no deja espacios acuosos visibles en el jugo celular. Una flor realmente lustrosa.

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Parece que por fin la he convencido pero, tal como me imaginé (juro que es así) la pregunta que me hizo después fue exactamente la que yo esperaba: “..Oye y.. ¿por qué brilla el oro? y, ya de coña,  ¿para qué le sirve?” Son ya 43 años juntos y no, no tiene remedio.

La respuesta a la primera le he dicho que la estaba preparando, pero que si quería anticiparse podía ver este enlace http://www.vozpopuli.com/next/explicacion-cuantica-brillo-oro_0_991101999.html que acerca a la ultimísima explicación de la física cuántica sobre esa propiedad electromagnética de ciertos metales (y que, dicho sea de paso, me va a ser jodidamente difícil entender). 

Respecto a la segunda, el “para qué”, creo que no ha colado porque es muy cabezota, pero pienso que la que le tenía preparada es la correcta: al oro no le sirve para nada brillar porque es inerte, sin vida y por tanto sin necesidad ni dinámica de autoconservación, de reproducción o de expansión en el Universo. Si se os ocurre otra mejor o más convincente la añado  J